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¡Hola! Hoy os vamos a contar que hay ciertos amigos naturales que han decidido que ¡también les encanta nuestro huerto!

Después de plantar, decidimos pensar en algún sistema para ahuyentar a los pájaros (que vienen a comerse las semillas y los brotes tiernos de los plantones) y a los gatos (que piensan que nuestro huerto es el mejor sitio para tumbarse al sol).

Los gatos… son otro tema. Empezamos echando las pieles de las naranjas y mandarinas que traíamos para el recreo. Dicen que los cítricos no les gustan a los gatos. Pero no funcionaba, los gatos se siguen acostando al sol bien a gusto y ¡además escarban!.

Así que hemos probado con una medida un poco más exagerada. Hemos tenido

que poner trozos de caña pinchados en el suelo para que los gatos no tengan hueco para tumbarse. La verdad es que este sistema funcionaba perfectamente, no venía ningún gato… pero son muy listos. Han aprendido que si las empujan con suficiente fuerza, acaban tirándolas… así que volvemos a tener el problema con los gatos… Lo que sí ha funcionado ha sido poner una manguera que tenemos de sobra encima de la zona donde están sembradas las patatas, que aun no han salido (aunque empiezan a asomar poco a poco).